Home Editorial Escalafones de las universidades
Numero 29
Contenidos Externos
Equipo Editorial

Lic. Pía Squarcia
Lic. Fernando Gomez
Trad/Prof. Viviana Soler
Prof. Elena Contardi
Dra. Veronica Guler
Ing. Guillermo Sisul

Diseño y Programación
Alejandra Olazabal
Adrián Zunini
 

Diseño Gráfico
Marcelo Distefano
José Di Genio


Contribuciones al Editor:

El boletin electrónico del CONICET Bahía Blanca da la bienvenida a contribuciones de su personal para sus diferentes secciones. Los artículos y notas que aparecen en el boletín representan la opinión de los autores y no necesariamente la política del CONICET Bahía Blanca. En cuanto al derecho de autor, los artículos en su totalidad o parcialmente no podrán ser reproducidos por terceros sin previa autorización del autor/ autores.


Plantilla diseñada por
raduga

Menú de usuario
Acceso



Escalafones de las universidades

Por Jorge Moiola 

Siempre en la naturaleza humana existió el ansia de superarse, de traspasar los límites de lo conocido, de correr las fronteras tanto del conocimiento como las del desempeño deportivo. Es así que existen clasificadores o rankings para ordenar un listado de individuos profesionales que practican cierto deporte. Esto es bien conocido en el tenis o en el boxeo, donde hay escalafones dados por diferentes asociaciones. También han aparecido estos escalafones en otros deportes que tienen características grupales, como el de los mejores equipos de fútbol a nivel país, continental o mundial estableciendo ciertos parámetros como la cantidad de títulos obtenidos durante cierto período. Hacer algo parecido con los centros de investigación y las universidades requiere definir una metodología de evaluación pues el producto final no es haber logrado el primer o quinto puesto en una competencia sino una serie de productos muy difíciles de cuantificar. A partir del año 2000 comenzaron a aparecer escalafones globales de universidades, pero los antecedentes de clasificación y tipificación de universidades y sus productos se remontan a comienzos del siglo XX.

Desde hace más de 50 años se viene trabajando en forma silenciosa en la clasificación de indicadores para poder tipificar los productos de las actividades de la ciencia y la tecnología que promueven, en general, la investigación, la mejora de las industrias y el bienestar humano de los países. Estos indicadores fueron explicitados en muchas reuniones de expertos convocados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que reúne a 34 países con diferentes realidades: en este listado podemos encontrar a los países más avanzados con otros de economías emergentes. Esta clasificación y tipificación de las actividades científicas y tecnológicas se encuentran en lo que se conoce como "Manual de Frascati 2002", actividad que comenzó a plasmarse en reuniones en junio de 1963, y tiene como antecedente una propuesta de práctica estándar para revisiones en investigación y desarrollo experimental, que lleva como nombre "Manual de Frascati 1993".

En este contexto de promover un marco de análisis riguroso que sirva no solo para una mejor asignación de los recursos de un país a la finalidad ciencia y tecnología sino también para estudiar cómo esta se vincula con la sociedad y la economía en general, se tiene en cuenta, además, que los diferentes países compartan definiciones similares sobre los roles de las instituciones de educación superior para así diseñar mecanismos más fructíferos de cooperación internacional. Esta noción de medir la actividad científica, iniciada en la ciudad de Frascati, Italia, no ha producido hasta ahora un ranking de universidades, pero tal vez haya disparado que otros agentes, institutos u organizaciones pudieran extraer algunos indicadores para elaborar una clasificación de las mismas, como veremos más adelante. Sin embargo, remontándonos más atrás en la historia, los primeros intentos serios para clasificar a sus universidades fueron encarados en Estados Unidos, y comenzaron alrededor de 1870-1890, pero solo a partir de 1983 (es decir, casi 100 años después), aparecieron los primeros rankings nacionales preparados por US News and World Report.

Actualmente existen en el mundo unas 17.000 universidades o centros de formación profesional que otorgan títulos con carreras de cuatro a cinco años luego de la formación secundaria. Una parte menor de este universo otorga además títulos de posgrado: maestrías y doctorados. En muchos casos se hace una distinción aclarando que estas universidades forman cuadros de investigadores y por lo tanto tienen más desarrolladas sus actividades de investigación. Primero, entonces, debemos entender cuál es el propósito de los rankings para las universidades y eso lo podemos mostrar a continuación detallando los más importantes hasta el momento.

Una primera clasificación de las universidades se basa en proveer tablas con las instituciones de elite como el denominado Ranking Académico de las Universidades Mundiales (ARWU, de sus siglas en inglés) de Shanghai, elaborado originalmente por la Universidad Jiao Tong en 2003 y, a partir del año 2009, por una consultora independiente.  El objetivo de este estudio, encomendado por el gobierno chino en 1998, era encontrar la diferencia que existe entre las universidades estadounidenses con las de China. El ranking de ARWU tiene en cuenta si los alumnos o docentes de la universidad obtuvieron premios Nobel en ciencias o medallas Fields en matemática, si los profesores figuran como investigadores altamente citados por sus colegas en revistas científicas en 21 disciplinas (biología molecular y genética; biología y bioquímica; ciencias de la agricultura; ciencias de la computación; ciencias de los materiales; ciencias del espacio; ciencias geológicas; ciencias sociales; ecología y medio ambiente; economía y negocios; farmacología; física; ingeniería; inmunología; matemática; medicina clínica; microbiología; neurociencias; psicología y psiquiatría; química, y veterinaria y botánica), si tienen artículos publicados en las revistas Nature y Science, y si tienen artículos científicos publicados en revistas listadas en una base de datos independiente llamada Science Citation Index Expanded (SCIE) y Social Sciences Citation Index (SSCI). Todos estos indicadores pueden recabarse de información pública de los premios (Nobel y Fields) o de la propias bases SCIE y SSCI preparada por la empresa Thomson-Reuters. Este ranking presenta en bloques de 100 instituciones las mejores 500 universidades, considerando una ponderación entre los diferentes indicadores mencionados. Es de hacer notar que esto constituye un poco menos del 3 % del total de universidades mundiales y para el caso de nuestro país la única institución que aparece es la Universidad de Buenos Aires (UBA). La UBA estaba ubicada cerca del puesto 300 (años 2003 a 2005) y en los últimos años (2006 a 2014) se ha mantenido cerca del puesto 200.

Otro ranking que se detiene en el mismo concepto de producir una lista corta de las universidades de elite y que aparece como la respuesta europea al ranking de ARWU es el producido por Times Higher Education (THE) en 2004. En este caso los indicadores para la clasificación de las universidades se basaban en consultas a académicos que daban su opinión sobre las mejores instituciones del planeta, consultas a los empleadores para apreciar las diferentes condiciones de trabajo, relación en el número de docentes a estudiantes para apreciar la calidad de la enseñanza, rendimiento de las actividades de investigación considerando el tamaño de la universidad, proporción de profesores extranjeros (como medida de atracción de personal calificado) y proporción de estudiantes extranjeros (como medida de atracción del centro de enseñanza). Estos indicadores se mantuvieron con ciertas modificaciones en sus ponderaciones entre 2005 y 2009, mientras que a partir del año 2010 el ranking fue producido por la asociación THE con la empresa Thomson-Reuters. A partir de allí se evaluaron los ingresos por la investigación proveniente de la industria, se mantuvieron los indicadores de la cantidad de estudiantes y profesores extranjeros sobre los nativos (para ambos grupos), se le agregaron la cantidad de doctorados otorgados y su relación porcentual con los títulos de grado (4 a 5 años), encuestas a académicos evaluando la enseñanza y la reputación en investigación, cantidad de artículos científicos publicados por el personal de la institución, cantidad de fondos públicos y privados como ingresos y, finalmente, el impacto de las publicaciones considerando el número de citas de los trabajos científicos. Es claro de este listado que la especialización en la recopilación de la información depende de los datos entregados por las instituciones, pues solo una parte puede recabarse de bases de datos como SCIE, por ejemplo. En este sentido, este ranking es más abarcativo que el provisto por ARWU, ya que incorpora la encuesta a profesores y otros indicadores acerca de la calidad de la enseñanza, pero también es mucho más técnico y complejo de obtener. El ranking incluye una porción pequeña del universo de instituciones: menos de un 3 % del total.

El Consejo de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior de Taiwán (HEEACT, de sus siglas en inglés) considera el desempeño de las mejores 500 universidades del mundo a través de sus publicaciones científicas extraídas de las bases del SCIE y del SSCI. Entre los cuantificadores pueden mencionarse los siguientes: número de artículos publicados en los últimos 11 años y en el año previo, número de citas en los últimos 11 años y en los dos últimos años (todas estas cantidades están normalizadas por investigador), número promedio de citas por publicación en los últimos 11 años, número de artículos altamente citados en los últimos 11 años, número de artículos publicados en revistas con alto impacto de citas, y el índice h de la universidad en los dos últimos años. El índice h es el número de artículos publicados por una universidad en los últimos dos años y que han sido citados no menos que h veces cada uno de ellos. El listado provisto por HEEACT también hace una clasificación de las mejores universidades en seis campos del conocimiento: Agricultura y Ciencias Ambientales; Medicina; Ingeniería, Informática y Tecnología; Biología; Ciencias Naturales, y Ciencias Sociales.

Un concepto diferente para producir un ranking de las universidades es la iniciativa de un grupo de trabajo  del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que mide el tamaño y "visibilidad" de la institución a través de sus sitios en internet ("Webometrics") y de los documentos accesibles como publicaciones en archivos con extensiones ".pdf", ".ppt", ".doc" y ".ps", como así también las publicaciones científicas que pueden recabarse con la herramienta Google Scholar. La visibilidad entonces se aprecia por el número de enlaces de acceso al sitio oficial de internet de la universidad. Este estudio ha considerado cerca de 20.000 instituciones de educación superior, de las cuales han quedado unas 12.000 en la lista (aproximadamente un 70 % del total), y por lo tanto se acerca más a cubrir la totalidad de las instituciones.

El ranking institucional SCImago (SIR, en inglés) no intenta proveer un nuevo listado de las universidades de elite sino que ordena a estas por las publicaciones totales que aparecen en la base SCOPUS, del grupo editorial Elsevier. De esta forma puede clasificarlas, además, como instituciones de educación superior, academias de ciencias o fundaciones, instituciones relacionadas con la salud y compañías privadas. Este ranking apareció en el año 2010 y ordenó 3.290 instituciones de educación superior (casi un 20 % del total) en el año 2012. Es importante mencionar que las instituciones de menor tamaño y producción científica provocan una inestabilidad en el ordenamiento, ya que las cantidades pueden variar significativamente de un año a otro y por lo tanto los resultados no son demasiado confiables más allá del orden 3.000.
Otros listados globales como el caso de Reitor (en Rusia) tuvieron como objetivos posicionar las universidades de ese país en comparación con las del resto del mundo, ya que varios de los cuantificadores que presentaban ARWU, THE, HEEACT, etc. no tomaban completamente la propia actividad de los centros de investigación de Rusia, por lo cual se agregaron otros clasificadores adicionales. En este caso, las universidades listadas en los cuatro rankings más importantes (ARWU, THE, HEEACT y "Webometrics") fueron incluidas para su comparación con las universidades de Rusia. Existen además los rankings de Leiden (Holanda), CHE (Centro Alemán para el Desarrollo de la Educación Superior), US News & World Report (en cooperación con Quacquarelli Symonds), entre otros, que presentan ciertas particularidades propias a los hasta aquí enunciados. El lector interesado puede consultar los dos reportes compilados por Rauhvargers (2011) y (2013) listados más abajo por encargo de la Asociación de Universidades Europeas, para mayor información y apreciar realmente la envergadura y complejidad del problema en la elaboración de un escalafón global.

Como síntesis apretada y conclusión, todo indica que los rankings de las universidades llegaron para quedarse y que se sofisticarán sus cuantificadores para poder considerar las actividades multifacéticas que cumplen las instituciones de educación superior. No habría que perder de vista que cada universidad tiene su historia y su misión particular en el contexto de cada país y de cada época, con sus particularidades en materia de infraestructura, recursos humanos, presupuesto y "materia prima" de base (alumnos). Además, los rankings tienen en cuenta diferentes indicadores con distintas ponderaciones que muchas veces hacen que el objetivo del listado sea distinguir las universidades de elite (3 % del total), o bien tener medidas de comparación para elegir alguna universidad donde realizar los estudios (US News and World Report, CHE), o preguntarse cómo mejorar la situación de las instituciones a partir de alguna base de comparación. Teniendo en cuenta estas observaciones y otras que el lector se formule, se comprenderá mejor la posición de una u otra universidad en tal o cual ranking.


Referencias

Rauhvargers A. (2011), "Global University Rankings and Their Impact", reporte de la Asociación de Universidades Europeas (EUA), 79 páginas.

Rauhvargers A. (2013), "Global University Rankings and Their Impact - Report II", reporte de la Asociación de Universidades Europeas (EUA), 86 páginas.

The Measurement of Scientific and Technological Activities Frascati Manual 1993 - Proposed Standard Practice for Surveys of Research and Experimental Development, OECD (Organization for Economic Co-operation and Development), París, Francia.

El Dr. Jorge Moiola es investigador principal del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ingenieria Eléctrica (IIIE- CONICET-UNS), es director de dicho instituto y además vicedirector del Centro Científico Tecnológico CONICET Bahía Blanca.

 
Auspician




Universidad Nacional
del Sur

Excelencia en la
Educación Universitaria





Investigación Científica y
Tecnológica para el
Desarrollo del País